El valor de los senderos espirituales radica en que pueden dar un método para percibir la propia existencia más allá de los parámetros del cuerpo físico y de aquello que pueden percibir los sentidos. Ya sea que se hable del Nirvana, del Brahman, del espíritu santo, de Mukunda, de Jehová o de Ala, la idea es que nuestra percepción se amplíe. 

Este proceso implica un espacio confidencial en dónde sólo pueden entrar aquellos que van mejorando su visión interior haciendo que cualquier revisión externa de tales procesos sea fácilmente rechazada por estar fuera de dicha confidencialidad.

Ante esta característica se presenta un conflicto entre practicantes e investigadores externos. Por un lado al presentar las enseñanzas de su tradición los practicantes se preocupan por señalar la incapacidad de entendimiento completo desde una mirada externa. Así puede verse en el contexto de la tradición del yoga en la introducción al Bhagavad Gita Tal como es, (Bhaktivedanta Swami, 1968) en donde el autor expone que a menos que las traducciones del texto sean hechas por practicantes no podrá entenderse el significado real.